Calificación **`
Clasificación A+
Pudo haberse llamado: Sherlock goes funny (And fails at it).
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El personaje de Sherlock Holmes es, tal vez, uno de los más representados en el cine y un verdadero ícono de la cultura Londinense. Decenas de directores, adaptaciones y actores han tomado su turno en la famosa pipa para probar suerte. Ahora tocó el turno a Guy Ritchie y Robert Downey Jr., que entregan un nuevo estilo, más apropiado al siglo XXI, pero más alejado de la idea original de Sir Arthur Conan Doyle.
He aquí un Sherlock sucio y desordenado, que gusta tanto de las deducciones lógicas como de usar los puños para resolver los misterios. Acompañado, claro, de su fiel escudero Watson, y enfrentado a las habituales fuerzas misteriosas y malignas, recorre de pies a cabeza un Londres en proceso de modernización, caminando en la delicada línea que separa la legalidad del crímen.
Por supuesto, creo que es válido tomar licencias literarias cuando de llenar salas de cine se trata; pero para aquellos que somos seguidores de los cuentos originales, no deja de ser una figura chocante y un tanto triste. El Holmes de Ritchie no es un caballero: es un cínico altanero y egoísta.
Watson y Adler (Jude Law y Rachel McAdams, respectivamente) resultan sosos y predecibles. Nada que aplaudir aquí.
Sin embargo, si separamos a la película de la larga cola de referencias previas, resulta en sí misma bastante compleja para ser interesante y bastante explosiva para ser divertida. La pregunta es, claro, si una película de Sherlock puede ser separada de tales referencias.
¿La parte más divertida? Las peleas prediseñadas. Recomendable si te gustan las películas de misterios victorianos; no tanto si eres seguidor del Sherlock tradicional!